El chico que dibujaba constelaciones es mi libro favorito desde que lo leí allá por mayo de 2021. Lo encontré en un momento de mi vida en el que no sabía cuánto necesitaba una historia como esta. Me destrozó el alma, me rompió en pedacitos y, al mismo tiempo, plantó en mí una semilla de esperanza. Desde entonces, no había sido capaz de releerlo. Lo tenía ahí, en mi estantería, esperándome, pero el recuerdo de todas esas emociones me hacía huir de él… hasta ahora. Esta vez, en una lectura conjunta con mi chico, me animé a enfrentarlo de nuevo. Con calma, sin prisas, me tomé mi tiempo para saborear cada palabra, cada frase cargada de significado y cada momento en el que los protagonistas se abren camino en la vida y el amor. Hay algo tan genuino en esta historia que es imposible no sentirse parte de ella, como si te invitara a caminar junto a Gabriel y Valentina por las calles de su época, a compartir sus risas, sus sueños, sus tristezas y sus miedos. Es cierto que, en ocasiones, el libro no profundiza tanto como me habría gustado en algunos aspectos. Sin embargo, eso no le resta belleza. La historia encaja a la perfección tal y como es: sencilla, rápida, casi efímera, como esas cosas que duran poco, pero te marcan para siempre. Son apenas 300 páginas que se pasan volando, pero cuando terminas, te dejan un vacío en el pecho y un nudo en el estómago. Este libro es una montaña rusa de emociones. Te arrastra sin compasión desde la ternura más dulce hasta el dolor más desgarrador. [spoiler]Lloré con la muerte del padre de Gabriel, y esa mañana de invierno en la que todo parece romperse terminó de machacarme el corazón. Pero entre todas esas lágrimas, también hay momentos de calidez, de complicidad, de amor puro que te hacen sonreír incluso cuando estás llorando.[/spoiler] Para mí, este libro siempre tendrá un lugar especial en mi corazón. Es como una pequeña constelación que brilla en mi vida, una historia que nunca voy a olvidar. Solo espero poder vivir algún día un amor que sea, aunque sea, la mitad de bonito que el de Gabriel y Valentina. Ojalá tener una constelación con tantas estrellas, con alguien que sepa dibujarla conmigo.

02/12/2024

Me duele en el alma ponerle una puntuación tan baja a [i]Hasta que nos quedemos sin estrellas[/i]. Quizás mis expectativas eran demasiado altas, y ahí radica el problema. Desde el principio, Liam y Maia no lograron cautivarme, ni como pareja ni por separado. Aunque algunos aspectos de la historia, como la dinámica de "odio" entre ellos, la relación con el novio de su madre, Steve, y el inicio de su enamoramiento me engancharon, [spoiler]hacia la mitad del libro, cuando finalmente se besan, me encontré perdida. No sabía hacia dónde iba todo eso. No es que esté mal desarrollado el tema de cómo Maia no se siente merecedora de Liam y lo rechaza pensando que él merece algo mejor, pero llegó un punto en el que todo eso se hizo pesado y terminé detestándola un poco. A pesar de entender sus inseguridades y pensamientos intrusivos de primera mano, sentí que Liam había demostrado de sobra, tanto con palabras como con acciones, cuánto la amaba; llegó a dejar toda su vida atrás para estar con ella, y aun así Maia seguía con la idea de que él terminaría perdiendo el interés. La resolución de la trama de Steve, por otra parte, me pareció floja. Abandona a la madre de Maia por una mujer más joven en la costa, y solo entonces la madre decide volver. Hubiera sido mucho más significativo que regresara por su hija, que sigue viva, en vez de hacerlo porque su pareja la dejó. Además, Steve llega a golpear a Maia y aun así la madre no se atreve a dejarlo. Sinceramente, creo que Maia no debería haber perdonado tan rápido a su madre, ni siquiera por el dolor que pudo causarle el coma de Deneb. Lo que realmente disfruté fue la amistad entre Evan y Maia, que, por qué no decirlo, me transmitió más química que la relación con Liam. Lisa también fue un personaje interesante, pero la amistad entre ellas me resultó superficial y algo apresurada, teniendo en cuenta el poco tiempo que compartieron. Y ese final… Maia plantándose en Londres para hablar con Gabriella y Adam, diciendo que era la novia de Liam cuando apenas diez días antes le había dicho que no quería saber nada de él. La conversación con Michelle, su tono prepotente enfrentándolos… fue como "Oh, no, cringe" en toda regla. [/spoiler] Aunque la trama y los personajes no lograron engancharme como esperaba, debo reconocer que la pluma de la autora me ha dejado algunas frases y reflexiones bonitas, de esas que guardaré entre post-its.

12/11/2024

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