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Viajar a San Severino, un pueblo casi abandonado y perdido en la inmensidad de la llanura pampeana, es una tarea poco atractiva para Francisco Castro, abogado de Buenos Aires. Sin embargo, no tiene opción: un pariente lejano ha fallecido y debe encargarse de los trámites legales. Su novia Marisa ha decidido acompañarlo. Su pariente vivía en el Castillo, una inmensa mansión centenaria, y ahora les toca habitarla por unos días. No podrán adivinar las experiencias surreales y alucinantes que tendrán que vivir dentro de sus muros...
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